Si la MÚSICA es siempre una necesidad, en los momentos actuales de cerrazón y sinsentidos, se convierte en la poderosa varita que nos lleva -en este caso- a la ALEGRÍA y a la SONRISA.
Una buena y sencilla forma de unir corazones y conocernos y dejar a un lado la vergüenza esa que nos taladra el cerebrito.
Un buen recuerdo.
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